Probando uno dos tres, probando uno dos tres… hace mucho que no escribo, este fin de semana tampoco pude, ya me estoy por ir a dormir, pero pintó un ratito extra con Rubén tocando una música hermosa y relajante y quise probar un ratito a ver que pasa. Escribo con un lápiz negro de los de interior también negro y con la libreta plegada sobre si misma, una forma de agarrarla que nunca había intentado. Ya terminó el domingo. No escribí estas semanas porque se juntaron cumpleaños y trabajo atrasado. Por fin esta semana me saqué dos piedras laborales del zapato, una el jueves y otra hoy. Y voy renunciando a continuar otro el año que viene. Falta muy poco para las vacaciones, podría olerlas si no estuviera tan estresada. Recién hoy, un poquito, empecé a intuirlas.
Rubén dejó de tocar y se adormeció sobre la guitarra. Sigue la música suave, rítmica y relajante. Estoy escribiendo sin anteojos, veo diferente. Por la ventana se ven las nubes mucho más claras que el cielo, iluminadas por las luces urbanas (supongo). Revoloteó un mosquito cerca de mi brazo. Está inusitadamente fresco para ser diciembre. El mosquito se apoyó en mi rodilla, lo espanté antes de lograr matarlo. Interrumpo para poner el matamosquitos.
5.12.2021
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