top of page

109

  • Foto del escritor: Marina Pérez Muraro
    Marina Pérez Muraro
  • 19 may 2023
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 21 may 2023

Ocurrió el milagro, uno mucho mayor a todas mis expectativas. Una historia que podría haberse convertido en una situación difícil, dura, angustiante, se transformó en una historia feliz, llena de buena onda, plenamente estimulante. El milagro de la buena onda y todo lo que provoca. Estoy feliz, aliviada, esperanzada, agradecida y maravillada. Revolucionada, también, movilizada. O sea, rodeada de hadas :-) Deben de ser unas hadas pequeñitas, como la Campanita de Peter Pan, como unos brillos saltarines que revolotean a mi alrededor llenando el aire de destellos y tintineos cristalinos. Una lluvia inmóvil de puntos de oro (como la que escribí una vez, hace añares, con una onda muy diferente, pero ahora recordé la imagen). Será que la movilizHada me hace recordar mi pasado también y, por alguna clase de efecto rebote, lanzarme al futuro me lleva a mi pasado remoto.

Es de noche, debería irme a dormir, pero mañana es sábado, no hay obligaciones. Agarré mi Libro de lecturas para anotar un sueño que tuve anoche y después la libreta a ver qué onda. No escribí el finde pasado porque estuve muchas horas con lo de las imágenes de la wix y aun así todavía no resolví el tema. Hoy llovió mucho, largas horas intensas después de varios días primaverales; ahora paró.

Rubén está en Córdoba conociendo su próximo hogar y sus compañeres de aventura, feliz con el lugar y la buena onda. Todo promete. En mi interior, un bote se aleja lentamente, con la misma suavidad con que se desliza un pato sobre el agua. Se resquebrajan capas de tensión y esfuerzo, se aflojan nudos de adaptación y acostumbramiento. Todavía falta La Concreción, la recta final, unas semanas más de esfuerzo e incomodidad antes del alivio completo. La Concreción, como cuando decreté mi necesidad concreta en mi poema del año pasado. Y me sigo citando a mí misma, reencontrándome en cada vuelta carnero que doy.

Estoy emocionada (otra hada). Estoy como cuando en las películas les enamorades se reencuentran, o se declaran amor mutuo, algo así pero conmigo misma. ¡Ah, estabas acá! ¡A mi lado! ¡Y vos también me amabas en secreto como yo te amo! Y viviremos felices y comeremos perdices, siempre juntas y dichosas.

Es como si mis propias palabras me habitaran (ahora recordé un cuento de Tuc).

Ladra un perro a lo lejos. Vi varias mariposas naranjas estos días en el jardín; esta mañana vi una volando sobre el níspero antes de salir de casa y que se nuble. Salvo el perro lejano, solo escucho el zumbido del silencio. Lo que oigo cuando no oigo nada. No es un zumbido de mis oídos (a pesar de escuchar muy poco del derecho, no tengo tinnitus) sino un zumbido del aire, una vibración de los objetos y las almas que me rodean. Un coro de hadas inaudibles. Duendes, o ángeles, o átomos en entropía. Utopías atómicas. Si soy atípica, soy utópica. Te rascan donde no pican. Y voy dejando, hora de dormir.

19.5.23



 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comments


© 2019 by Marina Perez Muraro. Creado con Wix.com

bottom of page