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  • Marina Pérez Muraro

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¡¡¡VACACIONES!!! ¡Qué alegría! No tanto por dejar de trabajar porque, desde que cambié de trabajo hace un año y medio, mi trabajo no es pesado y me gusta, sino por la perspectiva de no estar en Buenos Aires una semana, estar en un lugar con muchos árboles et en plus, con Alguien. Parecía tan lejano y ya llegó. En menos de 12 horas estaremos en viaje. Terminé todos los preparativos: los de mi viaje, los domésticos relacionados con Manuel, especialmente dejarle la despensa bien provista de cosas que él se pueda cocinar solo y le gusten (un menú ultra limitado). Una nueva experiencia, veremos cómo le va. Queda a su cargo, también, regar las plantas en mi ausencia. Espero encontrarlas en buen estado a mi regreso.

Hoy el tiempo estuvo divino, no hizo nada de calor, al menos acá en casa, donde sopla mucho viento. Hasta me puse mangas largas en brazos y piernas por momentos. Esta anocheciendo, mejor dicho, ya oscureciendo; aunque todavía hay algo de claridad en el cielo, no va a durar mucho, ya lo conozco. Mi balcón está oscuro, yo escribo en el living a la luz del velador, y el cielo tiene un color azul tiza (¿existe este color?) mezclado con gris plomo, pálido; los edificios de más allá, a una cuadra o más, reflejan todavía algo de claridad, pero los más cercanos, los de esta cuadra, ya están ensombrecidos.

Tengo una irritación en la garganta que me hace toser, producto de los ventiladores, aires acondicionados y ráfagas nocturnas frescas y sorpresivas; es muy molesta porque no puedo reprimir el impulso de toser (porque tengo la sensación de tener algo en la garganta) pero al toser me irrito más. Estoy dele chupar caramelos para la garganta y propóleos.

Escribo con una birome Bic azul totalmente común y corriente en la libreta acolchada, parece que ya le agarré la mano porque vamos bien juntas. Hay algo inconsciente que tiene que ver con la presión que hago sobre el papel al escribir que es lo que se acomodó, sin que me diera cuenta, en las sesiones previas. La mano izquierda está apoyada sobre la libreta, laxamente, como quien no quiere la cosa, y esa mínima contribución colabora en gran medida en que todo sea fácil y fluido. Cuando llego a la parte de abajo (como ahora), como la mano quedó allá arriba, se notan más las sinuosidades que despierta la birome a su paso por el papel.

Ya tengo hecha mi valija, creo que elegí bien qué llevar, pero sé que es una ilusión, a posteriori siempre cuestionamos nuestras decisiones: ¿para qué traje esto? ¿Por qué dejé aquello? ¿Cómo no me acordé de…? La valija ideal no existe, es una utopía, al menos para los humanos. Debería de estar llena de objetos mágicos élficos, como la capa de Legolas que es muy fina pero muy abrigada porque es un tejido hecho por elfos; cosas así, pequeñas, livianas, versátiles y útiles para más de un uso. Es cierto que la tecnología actual tiene algo de magia inimaginada décadas atrás, pero igual, no todo se puede optimizar tanto como lograban los elfos. Les elfes.

Efectivamente, el cielo ya está mucho más oscuro ahora y los objetos exteriores homogeneizaron su color. Salvo alguna ventana iluminada acá o allá, todo está parejamente gris azulado.

Qué molesta mi garganta. ¿Qué puedo hacer? Encima hoy me dio ganas de cantar y estuve canturreando mientras limpiaba. Ayer hablamos con Alguien de los verbos onomatopéyicos castellanos (creo que tienen otro nombre que ahora no recuerdo) como tararear (tal vez el que se lleva el Primer Premio), también susurrar, murmurar, bisbisear, cuchichear, ¿son todos verbos del habla? El inglés tiene muchos más pero no los voy a listar ahora.

Se me cruzó por la cabeza La llegada (Arrival), película que vimos semanas atrás gracias a la recomendación enfática de mi hermana. Una de las primeras cosas que establece la lingüista protagonista es que en el idioma de los alienígenas no hay correspondencia entre su escritura y sus sonidos. A partir de ahí, toda la comunicación y la trama de la película se centra en la escritura (muy estética, al menos para mí que siempre me gustaron los manchones de tinta, además esos círculos negros son muy zen). ¿Y los sonidos, qué? ¿Qué eran? ¿Otra forma paralela de comunicación?  ¿Un canto? ¿Sonidos del cuerpo, como si nuestros órganos pudieran escucharse por fuera? ¿Cómo sería ir escuchando nuestros corazones a oído desnudo? Un poco enloquecedor, tal vez. Muy sabia la naturaleza al hacernos tan silenciosos.

Me pone un poco nerviosa tener que salir tan temprano mañana. Me parece que esta noche por miedo a no despertar a tiempo mañana no me voy a poder dormir.

Me gustaría seguir escribiendo pero no se me ocurre nada. Me siento en paz, eso es bueno. Hace un par de semanas mi vieja me dijo “Saliste de la oscuridad para entrar en la luz”. A medida que pasa el tiempo, lo veo más claro: el impulso de muerte, el impulso vital. Ese fue el gran paso que di en 2023, salir del reinado de Thánatos y entrar en el reino de Eros. Y gráficamente el momento clave ocurrió frente a los medidores de luz. Todavía me parece un milagro y me pregunto cuántas fuerzas sobrenaturales propiciaron el encuentro (¿o fue un fenómeno subatómico de física cuántica?). Solo hay que saber mirar..

21.1.24



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