154
- Marina Pérez Muraro

- 26 oct
- 3 Min. de lectura
Actualizado: hace 5 días
Domingo electoral. Pablo y yo fuimos a votar al mediodía (después del desayuno) y a la tarde acompañé a Manuel y lo invité a tomar algo en un bar (merienda o almuerzo, su biorritmo mezcla los horarios de comida). Estamos en un café Martínez, en la vereda, y como está cero comunicativo, le pregunté si no le molestaba que yo me pusiera a escribir y acá estoy (previsoramente me traje la libreta). Ya pedimos pero todavía no nos trajeron nada. Hay ruido por los autos y los parroquianos de las mesas circundantes, incluyendo un nene que se entretuvo revoleando una botella plástica de agua y dejándola caer al suelo intentando que cayera parada; lo intentó varias veces, por fin lo consiguió y parece que con eso se le fue le interés; ahora está sentado en la mesa, cortando y dibujando papel silenciosamente, un verdadero santo, asoma la lengüita concentrado. Intenté entablar conversación con Manuel pero me contestó en un volumen inaudible, sin la menor voluntad de ser escuchado, se puso a escuchar música con auriculares mirando para cualquier lado, hasta cerró los ojos, en fin, abandoné el intento. Muchas veces pienso que vive en una burbuja porque vive metido en su habitación; a veces me parece que lleva la burbuja consigo cuando sale a la calle. Mi madre diría que "tiene atmósfera propia". Y como llegó el pedido, hago una pausa.
Tengo que hacerme cualquier hueco como este para escribir porque últimamente no tengo tiempo para nada. Recién ayer pude terminar de pasar en limpio lo que escribí hace más de un mes. Antes escribía cada fin de semana, ahora una vez por mes. Así el segundo tomo de Apuntes del natural se va a demorar mucho. Las hordas de fans que provocará la publicación del primer tomo (todavía sin editor) tendrán que controlar su ansiedad releyendo una y otra vez el primero.
Por pedirme algo sano, sin harina, sin café, en lo posible con pocas calorías, me pedí un yogur con frutas pero calorías sí tiene (trae granola y miel y se lo ve bastante cremoso). Manuel come un tostado de jamón y queso con un licuado de banana con leche. Estamos sentados uno frente al otro pero no me mira. Sabrá Dios dónde está su mente, porque yo no lo sé. Adriana decía "lo conozco como si lo hubiera parido". Bueno, yo lo parí, pero tanto no lo conozco. No su interior. Ayer también pensé en esto, en la parte opaca del otro y de uno mismo. Primero pensé "oscura" como no visible, pero la oscuridad tiene demasiadas connotaciones negativas en nuestra cultura, por eso después pensé en la opacidad, lo que no deja ver a través. No es una novedad, ya lo sabemos, qué es el inconsciente si no, etc. Pero el conocimiento no atenúa la sorpresa cuando la encontramos. Estoy críptica hoy, y eso que he comido. ¿Será el entorno que me acribilla? No tengo ganas de describir lo que veo (demasiadas personas, poca naturaleza) pero puedo decir que el tiempo está divino, un día primaveral y benigno, tan apacible que cuesta creer que millones hayan ido a votar por LLA, ojalá hayan sido los menos posibles. ¿Será la geopolítica que me aniquila?
Cada tanto miro a Manuel para demostrar mi disponibilidad para el diálogo, pero él no me mira. Le queda un cuarto de tostado y medio licuado, Yo ya terminé mi yogur. Pablo debe de estar paseando en la bici, caminando, o leyendo en algún bar. Lo extraño.
Definitivamente me cuenta invocar a la musa acá. A pesar del día hermoso, hubo una deriva melancólica. Mejor dejo acá y me pongo a leer.
26.10.2025

P.D.: Una semana más tarde Manuel cumplió años y yo me enternecí totalmente. En fin...



Comentarios