Estoy fascinada con la libreta que elegí para continuar escribiendo. Es una de las dos que tenía guardadas y entiendo por qué la guardé tanto tiempo, porque es tan especial que da impresión usarla, parece que nada de lo que pueda escribir va a ser lo suficientemente bueno para ella. También por eso dudé si usarla ahora o no, hasta que me dije que si tampoco la uso para esto, ya no la voy a usar para más nada, y seguirá siempre guardada. Y ahora pensé también que justamente escribiendo esto que vengo haciendo voy a poder honrarla, porque una y otra vez ella va a ser la protagonista. También pensé que hice bien en no anticiparme sobre cómo seguir cuando todavía no había terminado la libreta verde y esperar a ver cómo me siento con la siguiente libreta, porque efectivamente esta libreta es tan especial que mucho de lo que me pase escribiendo en ella va a estar determinado por ella.
Es una libreta artesanal, de papel artesanal, pero no cualquier papel. Es una libreta de Nepal de papel de lokta, hecho con una técnica artesanal milenaria. Adentro de la libreta hay un papel suelto, también artesanal pero de otra textura y color, con una explicación sobre el papel y la empresa de comercio justo que vende estos productos. Las tapas son duras, oscuras, de un color negro amarronado o marrón muy oscuro y tienen estampadas las siluetas de unas hojas que parecen cannabis (no estoy segura de que sean de cannabis pero se parecen mucho). Las retiraciones de tapas son de un marrón oscuro también pero no tanto como las tapas y el papel en sí es color crema, beige clarito. Es fino pero resistente, puesto a trasluz deja pasar mucha luz y muestra su interior. Es irregular pero suave. En la primera hoja hay una mancha que pensé que era algo vegetal pero cuando la puse al trasluz me pareció un bichito atrapado dentro del papel, y en esta hoja donde escribo ahora estoy a punto de llegar a una mancha que parece una quemadura pero debe de ser también algo que quedó atrapado. Recién estuve leyendo sobre esta empresa y la técnica de este papel y dicen que dura milenios, por eso lo elegían para los textos religiosos y gubernamentales. Es decir que lo que escribo acá puede sobrevivirme milenios, mientras no se borre la tinta o el grafito que use. Como dije, nada de lo que escriba va a ser tan bueno pero no importa, la uso igual. Hoy, para inaugurarla, decidí usar el lápiz Pessoa y se llevan muy bien, pero después no voy a seguir con Pessoa porque quiero que dure, además me da mucha curiosidad probar diferentes materiales en este papel. Creí que sería áspero para escribir, por sus irregularidades, pero no, vamos bien. Pessoa me pide que le saque punta de nuevo.
Estoy escribiendo a la noche, domingo a la noche antes de irme a dormir. No pude ponerme antes en el fin de semana y tenía muchas ganas de inaugurar esta libreta. Le pedí a Rubén quedarme sola para escribir y él corrió la cortina simbólica que fabriqué la vez pasada para señalar que no se van a meter, no van a interrumpir.
Esta libreta tan hermosa me la regaló Rubén hace décadas. Cree que la compró en Barcelona, cerca de la Plaça Cataluña, así que puede haber sido en alguno de los dos viajes que hizo antes de que emigráramos juntos. También me regaló una lapicera hermosa color madera que viene en un estuche de madera (hermosa como la de la neumonóloga del Garrahan) y como me hizo acordar de la lapicera la rescaté y voy tratar de ponerla en marcha de nuevo. Hace décadas que no la uso, tengo que limpiarla, sacarle la tinta seca, conseguir cartuchos, etcétera. Me dio ganas de probar lapiceras en este papel (también tengo otra hermosa plateada que me regaló mi madre hace años junto con un lapicito automático minúsculo). Me dio ganas de probar todo.
Ahora que ya escribí varias páginas, veo que esa semi transparencia del papel (que me hace acordar al papel manteca y a las pantallas de papel de algunos veladores) deja ver algo de lo escrito en el otro lado del papel. Las líneas negras de mi escritura se superponen hoja con hoja y hacen que las páginas de la izquierda tengan una tonalidad diferente a las de la derecha donde todavía no escribí o, a lo sumo, es esa sola la que está escrita. Voy escribiendo y lo que ya escribí al dar vuelta la página sigue presente, se hace ver.
No sé por qué me gusta mucho el borde de las hojas, están perfectamente cortadas. Me gusta la textura, es muy suave, me gusta pasar el dedo por los bordes. Me gusta tocar este papel, acariciarlo. Hay mucho silencio y escucho el ruido de mi escritura mientras avanza mi letra en el papel, aparecen las líneas, los trazos, oscureciendo el papel nepalés indestructible, milenario. No es indestructible pero leí que sobrevive a insectos, hongos, humedad, etcétera.
Estoy tan fascinada con esta libreta que no voy más allá. Pensé que al inaugurarla iba a retomar mis preguntas sobre cómo seguir jugando pero solo me da ganas de escribir sobre este papel tan increíble ("escribir sobre" tanto como tema como como soporte).
Por otro lado me da ganas de hacerla durar a esta libreta porque seguro que no voy a conseguir otra igual en mi vida. Así que prefiero por hoy dejar acá, así dura y tengo más días de fascinación con ella.
15.11.20
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