Hoy me endomingué el alma. Me relajé tanto que quedé medio abombada. Otra vez agarro la libreta a la noche y antes de continuar voy a cambiar de instrumento de escritura porque estoy usando el lápiz negro de dibujar, lo elegí pensando que iba a marcar más el papel y no es así, casi no se lee. Qué curioso, este lápiz en el papel de la libreta verde tenía un negro potente, en este papel nepalés es casi ilegible.
¡Ah, no, me confundí de lápiz! El que había agarrado era uno de los dos ecolápices de grafito, mina 2 HB, demasiado dura para este papel. ¡Con razón! Ahora sí escribo con el lápiz negro de dibujar y sale este negro lustroso, contundente, que tanto me gusta, además se siente distinto al escribir, el contacto entre la punta del lápiz y el papel es diferente, casi siento la mina mutando en trazos al ritmo de mi mano. La línea es más definida que con Pessoa.
Quedé subyugada con el papel de esta libreta el domingo pasado cuando la estrené. Me gustaría poder describirlo con más precisión. Ahora es otra vez de noche, mejor de día. Ahora el lápiz ganó protagonismo.
Recuperé las dos lapiceras, la de madera regalada por Rubén y la plateada regalada por mi madre; por distintas razones las dos quedaron con tinta verde. Probé usarlas en papel común antes de probarlas acá, me pregunto qué pasará con la tinta en este papel, ¿qué tal la absorberá? ¿o se correrá? Mantengo la intriga hasta más adelante.
Hoy imaginé tener tanta plata como para permitirme usar únicamente papel lokta en todo lo que escribo a mano. Se sigue fabricando, ¿cómo sería pedir una libreta a Nepal? O rastrear tiendas europeas que las vendan y envíen a Argentina... capricho nepalés.
Iba a escribir a la mañana (mediodía) pero antes de arrancar hice un poco de yoga y me relajé tanto en el piso que quedé abombada, adormilada. Vino bien, hace mucho que no me desconectaba así. Fue como un reset, un desenchufar y me propuse hoy domingo no reconectar con nada (nada de laburo, nada de pandemia). Mañana es feriado, mañana sí voy a trabajar a pesar del feriado, ayer también trabajé, hoy estoy en off.
Ayer hice jardinería de balcón, trasplanté una aromática que todavía estaba en el capuchón plástico con que las venden, acomodé macetas, desmalecé un poco, podé otro poco, limpié algo más... Las clivias que me regaló mi madre están muy grandes, el malvón también, y el jazmín blanco que me regalaron mis compañeres de la biblioteca está florido y perfumado (el otro jazmín, el que compré yo, todavía no dio ninguna flor).
Me propuse seguir escribiendo todos los fines de semana, a mano, por ahora en esta libreta, y pasar lo que escribo al blog, pero pensé que podía permitirme la libertad de no transcribir absolutamente todo y también de mejorarlo un poco al transcribirlo, si quiero y me inspiro. Al terminar la libreta verde me pareció que estos permisos con respecto al pacto inicial me iban a potenciar, me darían más aire. Esta semana por primera vez desde que empecé a jugar no mantuve el ritmo de escribir a mano y transcribir inmediatamente al blog, todavía no transcribí lo de la semana pasada. Más vale que no siga acumulando porque me conozco, si se acumula mucho, abandono. Y el viernes que viene es mi cumpleaños, me gustaría llegar a mi cumple con esto al día. La verdad es que el número de este año me abruma: ¡55! El año que viene voy a estar más cerca de los 60 que de los 50. Bueno, ahora mismo estoy más cerca de los 60 que de los 50 pero no lo había pensado.
También pensé que podría no mantener la inclusión de una foto de la libreta en cada entrada pero no estoy segura.
(Interrumpí un rato)
Es raro lo que me pasa hoy. Entré en un estado de paz mental al mediodía, relajada en el suelo, y todavía dura. Hace mucho que no sentía algo así tan profundo y duradero. Tuve que acostarme un rato a la tarde porque sentía demasiado sueño. Y desde que me levanté, hice cosas pero se mantuvo esa sensación de inmovilidad mental, como un motor detenido. Sé que apenas vuelva a pensar en mis trabajos y en el mundo, esta sensación va a desaparecer, por eso hoy esquivé todo lo laboral y la información actual, por eso no quiero encender hoy en mi compu (ni siquiera para pasar en limpio lo que escribí en la libreta) porque sospecho que si enciendo la compu, sea lo que sea lo que me ponga a hacer ahí, voy a caer en la tentación de leer alguna noticia o algún mail de trabajo y esta sensación va a desaparecer.
Pero lo que estaba pensando recién, con la libreta en la mano, observando la noche, es que estar tanta paz no me da ganas de escribir. Es como si antes de escribir ya hubiera llegado a la paz que a veces me provoca la escritura, entonces ¿para qué escribir si ya estoy en paz? Es un poco más complejo, escribir no me deja en ese estado de relax, pero sí me limpia el bocho, y eso era lo que quería hoy antes de hacer yoga porque estaba un poco angustiada. También me pregunto: no se puede vivir siempre así, sería casi un vegetal. No sé. Creí que esta paz buscaba meditando, ¿es la misma paz? ¿Es otra cosa lo de hoy? Me podría quedar quieta mirando la pared hasta que tuviera hambre, me parece. No sé si está bueno, pero como sé que no va a durar, que mañana el motor se pone en marcha de nuevo, disfruto hoy este día de inactividad mental. Entra el aire por la ventana, me gusta mucho sentir que el aire me acaricia.
22.11.20
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