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Marina Pérez Muraro

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Domingo. Silencio. Cielo cubierto. Releí el Diálogo Piglia-Saer editado por la Universidad del Litoral en 1990 que incluye el "Diálogo bajo un carro" de Saer, uno de mis poemas favoritos. Había pensado meditar antes de ponerme a escribir, para escribir "desde ahí", probar cómo influiría en esta escritura haber meditado justo antes. Y el poema de Saer me dejó "meditada ", me dejó tan vacía y abierta como una buena meditación, así que probé escribir" desde ahí", acercarme a esta libreta lo más vacía posible, sin palabras previas. Por eso probé escribir sin mirar, a ver qué me pasa con la actividad motora de dibujar trazos en esta libreta con esta lapicera cuando no hay palabras en mi mente. Esos son los garabatos de la página anterior. Con los ojos cerrados, escribí "quiero provocar algo nuevo, anular mente y crear desde el inconsciente". Es muy difícil si quiero crear con palabras. Tal vez sería posible con colores, sonidos, movimientos, pero ¿con palabras? Tal vez si escribiera hipnotizada. Quizá era eso lo que pretendía, ¿escribir como un médium, en un estado hipnótico, para ser solo instrumento de algo inefable? ¿Ser yo misma instrumento de escritura, al mismo nivel que la lapicera y el papel? Sí, algo así. Parece una contradicción, un imposible, un oxímoron. Si "yo misma" me convierto en instrumento de escritura, ¿quién escribe? ¿Mi "genio elusivo", como dijo Gilbert? ¿Mi inconsciente? ¿Nadie? Parece que nadie, porque solo salen garabatos.

Hace pocos días leí una entrevista a Aira donde dice: "Cuando no sé cómo seguir, la experiencia me ha enseñado que la única solución es seguir. Si me paro a pensarlo, no se me va a ocurrir nada así pasen cien años. En cambio, si sigo escribiendo, algo sale, siempre. Escribo solo cuando estoy escribiendo. Pensar, proyectar, imaginar, no me sirve de nada. En cambio, el ejercicio neuropsicomotor de la mano con la lapicera lo hace todo por mí." Me sentí muy identificada con eso del "ejercicio neuropsicomotor de la mano con la lapicera" pero también me sentí (lamentablemente) identificada cuando abjura de la "literatura del yo" y dice que si los grandes escritores se hubieran dedicado a eso "hoy tendríamos mucha información sobre unos señores intensamente neuróticos y poca literatura". Por supuesto que no me comparo con les grandes escritorxs ni creo que estoy escamoteándole al mundo grandes obras literarias, pero me pregunté ¿esto que hago acá es "literatura del yo"?* No hay personajes, no hay trama, no hay mundo exterior (por el confinamiento). Si es "literatura del yo", es un "yo" que busca su propia extinción. Y eso sí es raro. Todo parece indicar que cuando el "yo" sale de escena se lleva consigo el lenguaje.

Vamos a hacer otra prueba, puesto que tengo ganas de continuar con "el ejercicio neuropsicomotor de la mano con la lapicera": voy a escribir palabras sueltas, no oraciones, a ver qué pasa.

Luz - Verde - Balcón - Malvón - Silencio - Luminosidad - Planicie - Planura - Pampa mía - Vacío- Jardín -

¡Llegué a la mitad de la libreta! Ah, no, me equivoqué. No es la mitad, es el centro de uno de los cuadernillos que la componen. Ahora que me fijo, la mitad ya la pasé hace varias páginas. Qué tonta, hasta paré para sacarle una foto a la supuesta mitad. Y con la emoción, interrumpí el experimento de palabras sueltas. Lo que más salen son sustantivos. A ver, si me propongo escribir palabras sueltas que no sean sustantivos, ¿qué sale?

Mío - Él - Ayer - Cordialmente - Tal vez - Rojo - Azul - Escribir - Imaginar - Bello - Y - Su - Abierta - Salvaje - Susurrada - Sangrienta - Saludable - Musical - Miserable - Encendida - Risueña - Paciente - Veloz - Etcétera.

Qué sé yo. Me da ganas de escribir cada palabra en un bloquecito de papel independiente y mezclarlos a ver qué sale. Como hice para mi taller de improvisación literaria (es decir, ya tengo hechos los bloquecitos, si quisiera jugar así, podría hacerlo pero ya no estaría el ejercicio neuropsicomotor de la mano en la lapicera salvo al pasar en limpio lo que surja).

Hay unos ruidos en la casa, es la casa misma la que habla porque mis cohabitantes todavía duermen. Curiosamente desde hace unas semanas mi cuerpo cruje, cada vez que me muevo mis articulaciones hacen un cri cri que antes no hacían. Como con todo en la vida, puedo pensar que significa algo positivo o negativo: ¿crujo por vejez o porque estoy más flexible por hacer yoga? Hablando de yoga, ya va siendo hora de que me dedique a mis ejercicios dominicales así que voy a ir cerrando esta sesión de escritura experimental del día de hoy, con la esperanza de que el próximo encuentro sea más productivo. Fructífero. Propicio. Enriquecedor. Inspirado. Fantástico. Regocijante. Revolucionario. Original. Embriagador. Profundo. Deslumbrante. Estimulante. Maravilloso. Vorágine original. Vacación por un día. Vitamina. Vita Nuova. Bastardilla. Basta, Bastante, Bastión. Bastilla. Batata. Catarata. Hasta acá la palabra. Hasta mañana.

9.5.21


* Después de escribir en la libreta me di cuenta de que cuando me pregunté si lo que hago acá es "literatura del yo" solo me pregunté por el complemento pero no por el núcleo, dando por sentado que sí es literatura. Me podrían responder: "quedate tranquila, no estás haciendo literatura del yo porque no estás haciendo literatura" y posiblemente tendrían razón. ¿Quiénes? Los duendes de mi cabeza.


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