Lunes feriado. Solsticio de invierno. Inauguro mi cuarta libreta , para celebrar el invierno y el feriado, todavía metida en mi cama, sentada bajo las frazadas. Hizo mucho frío estos días, hoy un poco menos pero está nublado.
Esta es una de las 3 libretas artesanales que compré hace meses. Finalmente elegí la que tenía más porotos. Se la compré a una chica muy agradable que las vendía en la calle, es la autora/fabricante y está en Instagram como sublime.collage. Me pareció muy original por como está encuadernada con un sistema que nunca había visto y que ella me dijo que se llamaba "encuadernación japonesa" (o que era una técnica japonesa, ya no me acuerdo bien. Puede haber más de un estilo de encuadernación en Japón).
Las tapas son unos cartones muy gruesos que, además, están pintados a mano con unas formas ondulantes de distintos colores que las cruzan. El papel no es artesanal, es bien Industrial, pero no es blanco ni de un solo color, está armada con hojas de cuatro colores diferentes intercalados: amarillo, verde, rosa y celeste, no siempre en el mismo orden. Son seis pliegos de cuatro o cinco hojas cada uno (la mayoría 5, uno de 4) dobladas al medio, intercalando los colores, con lo cual escribo sobre un mismo color en la carilla de la derecha y su dorso, pero en la siguiente carilla derecha me espera otro color, y así hasta el centro de cada pliego, únicos lugares donde veo el mismo color a derecha e izquierda. Para empezar a probar hoy elegí escribir con negro (una birome de tinta negra) para no agregar más variación cromática.
La encuadernación está hecha con un hilo grueso o piolín naranja claro (o amarillo muy fuerte) que anuda los cuadernillos entre sí y a las tapas en cinco líneas trenzadas a lo ancho del lomo. Esto permite que la libreta se abra por completo, queda totalmente plana, sin ese desnivel en el lomo como pasaba con la tercera. El hilo grueso encuadernador termina en una colita trenzada con una cuenta de collar verde en la punta (un abalorio, qué linda palabra, el otro día Rubén nombró el libro El juego de los abalorios y dijo que no sabía que eran. Para mí son cuentas como estas). (Confirmado, son mostacillas, pero para mí las mostacillas son más pequeñas). La trenza podría servir como señalador pero es corta, debería asomar hacia el costado.
Me parece muy original está encuadernación y muy difícil de realizar. Como dije la última vez, quiero intentar fabricarme mis libretas, pero seguro no voy a intentar este tipo de encuadernación por ahora. Imagino que trenzar y anudar los pliegos debe de requerir fuerza y paciencia. De hecho, aunque se ve muy bien, creo que sublime.collage no logró hacer tanta fuerza cómo sería ideal porque la libreta tiene un declive: la parte del lomo queda más alta que el canto libre de las hojas. (Me acuerdo de que en la secundaria, en una materia de actividades prácticas, mi hermana tuvo que encuadernar un libro. Usó un ejemplar de Doña Flor y sus dos maridos al que nuestra perra, cuando era cachorra, había masticado el lomo --cada vez que la dejábamos sola, por lo general los domingos porque visitábamos a nuestros abuelos en Lomas de Zamora, al volver encontrábamos montones de libros mordisqueados y destrozados en el suelo--. Le quedó súper bien la encuadernación, prolijas las hojas, unas tapas nuevas de cartón forrado en un rojo precioso con un papel de retiración de tapa que tenía un motivo decorativo en gris que me encantaba, todo divino pero el lomo quedó tres veces más gordo que el grueso de las hojas). Aunque no siento el desnivel entre los dos lados de la libreta como me pasaba con la tercera (razón por la cual necesitaba el apoyo de Borges para nivelarla) sí siento un desnivel cerca del lomo, de momento en las páginas de la derecha; cuando pase la mitad, se sentirá en las hojas de la izquierda. Si intento escribir muy cerca del centro de la libreta, hay una montañita formada por las trenzas encuadernadoras.
Hasta ahora escribí sobre verde y amarillo. Me gusta esto de tener abierta la libreta y ver dos colores distintos a derecha e izquierda. Ahora llegué al centro del primer pliego, que es amarillo, y por primera vez veo el mismo color en ambos lados. Acá en el centro se ve cómo el hilo encuadernador pasa de un agujero al otro. Son dos hilos paralelos (en este caso, en los demás es uno solo). Aunque no pretenda encuadernar así, me da ganas de buscar algún vídeo que muestre cómo se hace, me intriga.
Bueno, se ve que me fascina bastante esta libreta porque estoy dele hablar de ella. Sobre el papel y la tinta no hay mucho que decir, es como escribir con birome sobre cualquier papel estándar de mi vida. Me gustaría estar atenta a cómo influye en mi escritura el color sobre el que escribo. Por ejemplo, me parece que inconscientemente si el color cambia siento que empiezo algo nuevo (me pasó en algún cambio intentar cerrar la frase al pie de la página antes de pasar a la siguiente de un nuevo color, creo que si el color hubiera sido el mismo en ambas carillas no habría sentido esa necesidad de cerrar la frase antes de cambiar de hoja). Con este día nublado, algunos colores relumbran diferente. El celeste y el rosa, en el pliego dónde están intercalados, se ven casi lilas, como si cada uno reflejara un poco del otro.
Miro por el ventanal y todavía hay mucho verde en los árboles de jardín y en mi balcón. Los árboles de la calle, por detrás de los del jardín, tienen las hojas marrones pero todavía no las perdieron. Hay mucho silencio, más de lo que viene habiendo últimamente. Las hojas de mi balcón tiemblan levemente pero los árboles se ven quietos. Justo cuando escribí esto se sacudieron un poco. Me acordé de El sol del membrillo, la película de Erice. No podés representar algo porque mientras lo estás reproduciendo ya cambió. Ayer tuvimos una larga charla con mis padres y mi hermana, por momentos acalorada. A partir de hablar de la opción de cambio de género y nombre, mi viejo imaginó un futuro distópico en el cual sólo se puede identificar a una persona con un número, como si al ser posible modificar cómo nos identificamos, toda identidad se diluyera. Mi hermana dijo que lo que identifica a cada uno es su historia, que es única. No lo mencioné en la charla porque era un desvío de lo que hablábamos pero vuelvo a mi pregunta sobre la identidad del amnésico (como desarrollé hace años en cuentogotas). ¿Hay identidad sin memoria? ¿Necesito mis recuerdos para saber quién soy? ¿Tengo que aceptar como parte de mi historia lo que otros recuerdan de mí incluso aunque yo ya no me reconozca en esa que fui y que el otre recuerda? El viernes a la noche tuve la primera experiencia religiosa de mi vida; y digo a propósito "religiosa" y no "mística" porque experiencias místicas si tuve en el pasado y esto fue diferente. No me animo a describirlo porque me parece que traducido en palabras va a sonar a lo mismo que ya fue dicho tantas veces, lo crucial fue que lo sentí, lo percibí, más allá del intelecto y de las palabras. En un momento de la experiencia me di cuenta de que estaba tratando de fijarla en mi memoria al mismo tiempo que la vivía por temor a no recordar nada al día siguiente y me pareció que tenía que dejar de esforzarme, que ese esfuerzo de aprehensión iba en contradicción con la experiencia misma, y me pregunté qué era más importante, ¿recordar o que quede la experiencia? Podría pasar que al otro día no recuerde nada pero la experiencia me deje transformada y vea al mundo (y a mí misma) de otra manera. Y también podría pasar sí recordar, pero ya no conectar con la experiencia y que no me influya.
La verdad es que estoy bastante transformada. Empiezo a sospechar que un año de práctica de yoga y un año y medio de confinamiento están mostrando sus frutos. Encima sigo leyendo a Campbell y opera en mí resonando, amplificando, profundizando. Ayer encontré una frase que relacioné con estas libretas, cuando dice que el Bodhisattva mira la "esfera interior de la verdad que trasciende el pensamiento (que sólo puede ser descrita como "vacío" ya que sobrepasa el lenguaje)" (la bastardilla es mía). Me gustó lo de describir como vacío lo que sobrepasa el lenguaje. Cuando busco la disolución del yo y siento que esa búsqueda me lleva a abandonar el lenguaje, es la aniquilación del ego, diría Campbell, y se describe como "Vacío", pero en realidad está colmado y pleno, pero en otro plano.
Acá paré y miré por la ventana. Acaparé. Temí ponerme pesada e incomprensible. No sé bien qué me pasa ni cuánto va a durar, pero me gusta. Me di cuenta de que hay mucho miedo subyacente, además del miedo explícito por la pandemia, y mi experiencia religiosa me alivió el miedo. Esto que vivo ahora se parece a mi anterior periodo místico, cuando escribí Los elementos, entonces también ayudaba por Campbell. Me acordé de que aquella vez Luciana se enojó conmigo, me dijo "te metiste para adentro y desapareciste" aunque nos veíamos todas las semanas. Regresé con un libro que me gusta ( Los elementos ) y me lancé al mundo: amor, familia, hijo, migraciones, extranjeridad, retorno. Me gusta sentir que otra vez puedo iniciar un viaje interior profundo, conmovedor y transformador. Lo necesito porque estaba sintiendo que esta etapa de la vida es sólo pérdida, que el descenso de la colina no era un majestuoso trekking por la montaña sino una caída de culo barranca abajo arrastrada por la gravedad, a los golpes y tumbos. Mi experiencia religiosa del viernes me dejó tranquila y serena. Volviendo a la pregunta de mi padre sobre qué nos identifica y la respuesta de mi hermana que es la historia personal, yo diría que no es mi historia sino algo interior, que no siempre percibo, pero cuando lo percibo todo se apacigua y clarifica. Le han dado tantos nombres a "eso" (alma, Si-mismo, ser interior, voz, esencia, espíritu, etcétera) que no me quedo con uno solo, cada cual que lo nombre como quiera. Yo ni siquiera lo puedo describir bien (terminé el primer pliego amarillo - verde, acabo de empezar el segundo pliego rosa - celeste que con el nublado se ve lila).
Me parece que voy a dejar acá. Cambia el membrillo, maduran los frutos, pesan más en las ramas y las inclinan. Dejo, ya usé un pliego completo, a este ritmo acabo esta libreta en 5 sesiones de escritura Hagámosla durar.
21.6.21
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