Hola. Me siento volviendo de un viaje, no sé por qué. Figuradamente, estoy en Tornquist (es un código que inventó Rubén este año, cuando quiere aislarse en casa y que nadie lo interrumpa dice que se va a Tornquist. Esta vez me fui yo a Tornquist para escribir tranquila). Es domingo, queda la última luz diurna en el cielo pero ya no hay sol, en poco va a oscurecer. Hizo mucho frío, después se puso primaveral, ayer y hoy disfruté del sol en el jardín del edificio (porque el viernes fue feriado); jardín que fue protagonista de mis últimos días porque un par de vecinos propusieron talar el árbol central y yo luché denodadamente para defenderlo pero me fui quedando sin aliados. Al final empecé a reclamar que planten otros a cambio. Hoy me encontré con otro vecino en el jardín que dijo que se sumaba a mi defensa del árbol, me renovó la esperanza de salvarlo. Qué importante conseguir aliados.
Queda poca luz, acabo de encender el velador. Ahora todo se ve aplanado y más amarillento, pero sin esta luz no veo lo suficiente para escribir cómoda. Estoy escribiendo con un lápiz negro fligo pinto HB pintado por fuera de color rojo. Puse música para tapar los posibles gritos del jardín y los sonidos de casa, estoy escuchando A handful of beauty, el disco de Shakti con John McLaughlin que amo y escuché muchísimo hace casi 30 años. En este pliego la libreta alterna hojas rosas con celestes. Ya ocupé la primera rosa, ahora me queda la mitad final de la primera celeste. El velador está a mi derecha, atrás, y mi mano sombrea un poco donde escribo. A mi izquierda esta el ventanal con la copa del árbol en peligro a la altura de mi cabeza. No quiero que lo saquen. Enfrente de mí está la cara de McLaughlin en la tapa del disco. Yo tenía la música grabada en un caset, no sabía cómo era la tapa (2da hoja rosa), en esta foto McLaughlin parece una máscara veneciana de esas de nariz afilada y pómulos salientes, sus ojos están ocultos por sus cejas y tiene una sonrisa algo diabólica; una tela roja cruza sus hombros y su retrato está enmarcado por un gran cuadrado también rojo intenso. Supongo que el efecto diabólico fue intencional. También se podría decir que, por momentos al menos, el ritmo de la música es endemoniado y que los músicos parecen poseídos.
Además de defender al árbol, en estos días terminé de leer a Campbell y empecé un libro de Jung que nunca había leído y tiene unas frases e ideas hermosas. Soñé mucho y fueron sueños vívidos que recordé al despertar (llegué al centro del 2do pliego, rosa a ambos lados de mi mano). Hoy desayuné con Manuel y me salió hablarle de todo esto que no sé como transmitir. Difícil pasarlo a palabras pero él me fue haciendo comentarios y vi que entendió muy bien.
Paré un rato para escuchar el disco, un solo de percusión que está muy bueno.
En la faceta donde tiene la marca, el lápiz tiene también un código de barras y un número larguísimo.
El cielo está parejamente azul, casi sin luz, y el árbol casi negro.
El libro de Jung que estoy leyendo se llama Arquetipos e inconsciente colectivo, recién terminé el primer capítulo, pero no es el primer libro de Jung que leo, leí varios años atrás. Hoy en el jardín volví a pensar en esta aparente contradicción entre buscar anular el yo y acá hablar de lo que percibo y que no hay oposición si pienso que al anular mi ego lo que aparece es el inconsciente colectivo (linda canción). (El disco de Shakti terminó y YouTube Music mandó sin consultar uno de Weather Report que está buenísimo.)
El cielo está muy oscuro y el árbol bien negro, apenas se distingue la línea de la copa recortada sobre el cielo, tienen casi el mismo color. Rubén está parado al lado mío comentando el disco de Weather Report. Las imágenes de la tapa están muy buenas.
Me da la impresión de que no digo nada importante, que es todo cháchara, autocomplacencia porque me gusta escribir a mano en mis libretas y da igual lo que escriba. Y en otro plano subyacente todavía estoy conmovida por haber podido hablar con Manuel de lo intangible y haber hecho el esfuerzo de hablar de mi parte invisible. Lo difícil de todo esto es que si quien lee no sintió lo mismo, las palabras son ruido hueco, cáscara vacía. Y lo mágico es que si quien lee sí sintió lo mismo, las palabras pueden ser una bendición, como me pasó a mí cuando encontré a Jung años atrás y entendí mi propio proceso de individuación (empecé una hoja celeste y me di cuenta de que esta es la que está en el centro del pliego, no la rosa que pasé antes, lo que me confundió es que hay 2 hojas rosas seguidas: rosa – celeste – rosa – rosa – celeste (centro)).
Ahora apareció otro disco de Shakti diferente, más calmo, muy lindo. Me quedé quieta, escuchando, con los ojos cerrados, vinieron los aplausos porque era una grabación en vivo y ahora aparecieron otros músicos que no conozco y también me gustan. Con los ojos cerrados me pregunté ¿qué es estar viva? Anoche pensé que no necesito viajar ni hacer cosas extraordinarias ni me siento agobiada por la rutina porque me siento siempre muy viva (llegué al centro del pliego). Saqué la música porque derivó hacia algo que no quería y puse un video que empecé anoche con música ambient e imágenes de la Antártida, muy hermoso, pero me capturó, me quedé mirando un rato. Dejo acá, con la sensación, como tantas otras veces, de que no aporté nada al mundo, y sin embargo, otras veces al releerme algo encuentro. Como si solo por existir, esta escritura tuviera mérito y belleza. Podría desaparecer el genero humano y el planeta Tierra seguiría existiendo igualmente hermoso pero sin ninguna conciencia que lo contemplara. Un árbol, un ser vivo, expresa algo con su sola existencia aunque nadie lo contemple. Tal vez mi escritura sea algo así —un ser vivo porque emana de mí, que estoy viva— que expresa algo por su misma existencia, como una planta que crece. Hojas de hierba.
11.07.2021
En el libro que estoy leyendo, Jung dice algo que se relaciona con esta idea de que el planeta Tierra podría existir igualmente hermoso sin una conciencia que lo contemplara pero la resuelve al revés que yo. Transcribo el párrafo aunque es largo:
"«Pero ¿por qué preguntarán seguramente debe el hombre à tort et à travers llegar a
la más alta conciencialidad?» Esta pregunta da en el centro del problema y la respuesta a ella es algo difícil. En lugar de una verdadera respuesta sólo puedo expresar algo así como una creencia: me parece como si en los millares de millones de años alguien hubiera debido saber finalmente que este maravilloso mundo de las montañas, del mar, del sol y…