Hola. Escribo a la noche, antes de irme adormir, con la lapicera de madera (mentalizada a que se le acabe la tinta pronto, tengo un cartucho a mano), sobre la cama, en una postura incómoda, que ahora mismo modifico porque no da para más. Son mis últimas horas de soltería transitoria; Rubén y Manuel se fueron por una semana al campo, a casa de unos amigos, de vacaciones; ya están en el tren de vuelta, van a llegar antes de que yo me despierte. Me vino muy bien esta semana de soltería, hacía mucho que no vivía algo así. Acomodé la casa, acomodé mis horarios y mi alimentación, me gustó. Me volvieron sensaciones de cuando vivía sola (antes de que naciera Manuel). También está todo revuelto por Silvia, Mariana y sus cosas y porque empecé terapia. Ya hay mucho pasado, mucho más tiempo vivido que por vivir. Uh, qué fúnebre me puse. ¿Puedo esquivar la tristeza, dar un rodeo, y aparecer en otro lado, al menos cuando escribo? Me gustaría. Un camino por el bosque, oscuro, amenazante (releí algunas páginas de Tolkien para asegurarme de que la escena de Mellon era como la recordaba –y sí, la recordaba bien, aunque la leí hace más de 30 años– y me dio ganas de releer El señor de los Anillos completo. Se nota Tolkien en el bosque que imaginé recién).
Me detuve unos instantes porque imaginé el bosque de Tolkien, lleno de peligros, de criaturas torpes y malignas dispuestas a causar daño; me imaginé esquivando monstruos como la tristeza, la locura, recordé la primera vez que Luciano me habló del monomito de Campbell (obvio, con Silvia a su lado) y me dije que no quería adentrarme por ahí. Tal vez no fue una buena idea escribir de noche; tal vez si escribiera al sol podría fijarme en otras cosas más luminosas. Pero quedó para la noche porque me levanté al mediodía y estuve toda la tarde con La Negra y mañana no creo que pueda ponerme.
¿Cómo encontrar lo luminoso en medio de la noche? Hice yoga y vi el azul dentro de mis párpados pero no me trajo la misma paz que otras veces. La lapicera está ayudando, me gusta la letra que sale aunque el rastro de la tinta no es fluido. Apagué la música para escuchar el sonido de la lapicera en el papel.
¿Dónde encontrar lo luminoso en la noche? Una de las primeras cosas que me contó Rubén cuando llegó al campo fue “¡acá hay estrellas! Se ve la Vía Láctea”. Puede haber luna, también, puede haber mucha luz en medio de la noche. Interrumpo para cambiar el cartucho porque esto no da para más.
Volví con un cartucho nuevo, pero igual no fluye. ¿Tendré que limpiar la pluma de alguna manera que no conozco? De paso me instalé ya adentro de la cama, arropadita, con las piernas estiradas. Voy a cambiar de instrumento de escritura porque este no ayuda.
Ahora estoy con la Uniball Signo color petróleo. Esto sí que es fluir, aunque la letra salga peor. No importa. El fluir de la vida. Incliné la libreta casi 30° grados, está apoyada sobre un libro de tapas duras. Días atrás una estudiante del profesorado para completar sus datos en la ficha de la biblioteca la inclinó 90° grados; si no estaba así, dijo, no podía escribir, y me pregunté cómo hará cuando sea maestra y tenga que escribir en el pizarrón; me la imaginé tratando de girar el pizarrón en el mismo ángulo. En fin, todo es un distraer. Podría irme a dormir y listo [firuletes] O escribir en un idioma inventado, como ese famoso libro ilustrado escrito todo con firuletes (no recuerdo el nombre pero lo tengo en la compu). Podría hacer así, hasta que amaine la tristeza (y el Uniball Signo petróleo también se quedó sin tinta, cambié por el Fligo Liner gris). Escribir firuleteando, para disfrutar el gesto manual y esquivar la tristeza. Fideo fino, firulete, barrilete, fina feta de fiambre. Fenómeno, fenomenal, fenomenología. Fabuloso fracaso intergaláctico. Fantasía fabricada, fácil faena, finca férrea. Fantasía, algarabía, alevosía, celosía. Ostranenie, ostras, hostias, oráculos sempiternos, hoscas moscas en las roscas. Vacas vascas, rascas y mascas. Oropeles para que oro peles. Patíbulo, patifunesto, pantagruélico. Pinta bien el estado Penta. Pantano marrano, trasmano, arcano. Oh, qué bien, oh, qué mal, the quick Brown fox jumps over the lazy dog. Debería dedicarme a la caligrafía, así podría seguir garabateando libretas y fabricándome libretas para garabatear sin meterme en camisa de once varas ni en vericuetos literarios. Si Pierre Menard transcribió el Quijote en libretas, puedo tener una excusa para escribir a mano sin poner en juego ¿qué? ¿algo interno mío? ¿mi genio elusivo? ¿mi coqueteo con la literatura? Todo a medias aguas, y todo a media luz, el pentotal a qué, la tonta inventa, Totó, sin copia no sé dibujar, más férreas que el recuerdo, pasos de peregrino son errantes, errare humanum est, nulla dies sine linea, all art is erotic, no sé si sé llegar pero sé partir, y las nostalgias nos ayudan a andar. La felicidad, ja, ja, ja, ja, she loves you yeah, yeah, yeah, oh sole mío, Volare, Parole, Il a mis le café dans la tasse, il a mis le lait dans la tasse de café, café au lait, chocolat, chocolate por la noticia; Morticia, milicia, Alicia; Mi tía Alicia está casada con un japonés, Alitsia adorada; en el extremo de la rama florecen hibiscos, priscos, mariscos ariscos en los riscos, cosquillas, cascotes, ojotas, la dan al frasco sin asco, Punta Mogotes, no agites, nunca en agosto, tuya en septiembre, april is the cruellest month, la esperanza, esa cosa con plumas. Me parece que mejor dejo acá y me voy a dormir. Abril, ya. El mes más cruel.
2.4.22
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