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- Marina Pérez Muraro
- 22 abr 2022
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 27 may 2022
Hola Silvia, te extraño mucho. No puedo creer que ya no existas. Durante el primer mes te sentí real, viva, como siempre. Ahora empiezo a acercarme a tu ya no estar (nada dejó que no doliera). Nunca te escribí una carta en papel, me parece. Pasamos directamente al mail. Te escribí tarjetas, notitas, dedicatorias en libros, apuntes, cosas así, pero creo que nunca una carta. Tampoco esto es una carta porque no tengo a dónde despacharla por correo. No hay botón de "Enviar". ¿Hay alguna forma de que te llegue? Ya no están tus huesos, todo es ceniza. ¿Estás, inmaterial en algún lugar? ¿Me podés leer? ¿Sabés lo que siento? Quiero ceremonias de los muertos, ¿por qué no tenemos algo así acá? La semana pasada vi Nomadland, me dejó melancólica. Tiran guijarros al fuego por Swankie. ¿Estás en el fuego? ¿En el aire? ¿En la música? ¿En los libros que leíste? ¿En la Cíclada que heredé? Nomadland dice: nos encontraremos en el camino. ¿Nos encontraremos cuando yo también cruce el umbral?
Cerré los ojos para tratar de escuchar. "Si puedes poner los cinco dedos a través de ella, es una verja, si no, una puerta. Cierra los ojos y mira".
22.04.22



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