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Catorce

  • Foto del escritor: Marina Pérez Muraro
    Marina Pérez Muraro
  • 11 oct 2020
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 21 may 2023

Hoy estoy en blanco. Pura voluntad, puro deseo. Como todo deseo, se aferra a lo material. Volví a mis lápices de pintar y decidí ir cambiando de color mientras escribo. Descarté los colores muy claritos, quedaron elegidos seis, les saqué punta antes de empezar, ¡hasta saqué la foto antes de empezar! Hasta ahora siempre las saqué después de escribir. Pero esta vez hubo tanta preparación previa material que me pareció que ameritaba una foto.

Empecé “estoy en blanco” y me fui a los colores. La mente está en blanco cuando no tiene pensamientos, dicen. ¿Y el blanco es la ausencia de color o la suma de todos los colores? ¿Según la teoría pictórica o según las leyes físicas? No lo sé y no voy a ir a la Wikipedia ahora. Me acuerdo del disco de Newton que hice en la secundaria, se supone que al girar rápido todos los colores del arco iris se funden en blanco. El mío no funcionó.

Si la mente está en blanco como el disco de Newton, será que no está vacía sino que los pensamientos giran tan rápido que se funden unos con otros (se confunden) y enceguecen. ¿Por qué vemos el blanco como ausencia? Hay pocas cosas blancas en la naturaleza que recuerde. La nieve, las nubes (no todas), la sal. Pero el azúcar o el papel o las telas (creo) hay que refinarlas o procesarlas para que sean blancas. Creo, tampoco voy a buscar ahora este dato en la Wikipedia. Hablando de Wikipedia, es probable que para uno de mis trabajos tenga que aprender a editar en Wikipedia. Qué emoción pasarme al lado de adentro después de tantos años juntas.

Ahora le toca al naranja y me preguntaba si se vería bien en la página o sería muy clarito. Se ve bastante bien. Me propuse ir cambiando de colores para ver varias transiciones en una misma página, como un arco iris, pero al escribir fui cambiando de color según el aliento de los párrafos, entonces quedan grandes zonas de cada color y pocos cambios por doble página. Queda plasmada visualmente una diferencia posible. Una cosa es que el color acompañe el fluir de la escritura y otra que tenga su propio ritmo. Cambio ahora para probar.

A partir de ahora, que estoy con el marrón, voy a probar cambiar de color cada tres líneas de texto, sin importar hasta dónde haya llegado mi pensamiento. ¿Ven? Una misma frase quedó bicolor ahora. Esto en el blog no se va a ver a menos que fotografíe todas las páginas (ya cambié a un verde oscuro y uno claro). Ahora volví al azul, el primero de los 7 colores seleccionados (eran 7, no 6, como el arcoíris). Como justo cambié de página voy a hacer 3 líneas azules en esta antes de cambiar.

Violeta ahora. El flujo también lo determina el tamaño del papel en el que escribo. Obviamente (rojo ahora) si escribiera en papel A4, por ejemplo, las 3 líneas de cada color tendrían más palabras. Está divertido esto, es como tejer con lanas de colores y que el color cambie en el mismo tejido. Ya pensé hace años en que “texto” y “textil” se parecen, hice un librobjeto con texto tejido que llamé “texto, textil textura” (irá foto en el blog, esta entrada va a quedar llenísima). Cuesta respetar las 3 líneas estrictas de color más allá del aliento de la escritura, a la altura del naranja me dejé llevar por el aliento y olvidé cambiar, a la altura del librobjeto llegué al marrón del inicio del ciclo pero no pude mencionarlo, después los 2 verdes también pasaron innombrados… ya estoy de nuevo con el violeta. Podría probar cambiar cada 5 líneas ahora. Voy por el rojo. Esto se parece a construir una pared con ladrillos, no una pared de verdad, eso nunca lo hice, sino una pared con bloques de juguete como los Rasti de mi infancia o los Mis ladrillos. Armábamos casas y ciudades mis hermanos y yo, y los colores importaban. Se parece a tejer, también, por los movimientos de la mano y por cómo crece el tejido (textual) a medida que avanzo. Mencioné el librobjeto y creo que acá nunca dije qué eran (en cuentogotas sí están explicados). Fue un intento anterior de escapar del mundo editorial: convertir mis textos guardados en cajones o carpetas de compu en objetos físicos, palpables, únicos e irrepetibles. Algunos surgieron por transformación de textos ya escritos y otros porque los materiales me inspiraron los textos. Siempre me pregunto si tiene sentido fotografiarlos completos para publicarlos en la web. Algunos pierden mucho si no se pueden manipular. Cuando los hice soñaba con exponerlos como cuadros que se pudieran tocar y leer, pero después me mudé, quedaron guardados en una caja, y con la última mudanza ya no pude hacer más (necesito espacio para desparramar papeles de colores y que no se vuelen por unos días). Además cuando me pasé a la web y escribí cuentogotas me resultó más fácil canalizar por ahí. Seguí guardando papeles y objetos que me gustaría usar alguna vez pero no hice ninguno nuevo hace mucho. Esta libreta sería un nuevo librobjeto así como el blog donde la transcribo sería un nuevo librog (cuando descubrí las ventajas de la web, transformé muchos librobjetos en librogs, o sea blogs hechos para mostrar mis obras ya terminadas, que no crecían). El blog de esta libreta es un librog en proceso, digamos. Es increíble cómo puedo ir llenando páginas con la nada misma, ¿no? Con lo que hay, sin nada nuevo. ¿Será porque ya hace 27 años que tuve 27? Días atrás pensando en estos números pensé que si llego a los 81 años, como mis padres, ya viví 2 tercios de mi vida. Y hablando de números, parece que la relación ideal entre el tamaño de esta libreta, mi tamaño de letra y los 7 colores elegidos es cambiar cada 5 líneas de texto, así se ve un ciclo completo (azul – violeta – rojo – naranja – marrón – verde oscuro y verde claro) en una doble página. No hablé sobre la dificultad de escribir con lápices de colores porque demandó más esfuerzo mental estar atenta a cuándo cambiar de uno a otro que lo que me pasaba en sí con cada uno. Acabo de pensar que agregaría otra foto, una igual a la inicial pero al terminar así se ve la cantidad de viruta de lápiz que generó esta entrada, tuve que interrumpir para sacar punta varias veces (y recién al lápiz rojo se le rompió la punta 2 veces, debe de estar notoriamente más corto que antes de empezar).

Decía que era increíble cómo se van llenando las páginas con nada (y en el medio hubo un ciclo completo de colores, lo escribí antes con este verde y después de las digresiones llegué al mismo pensamiento con el mismo verde). (¿Vieron que a veces me paso y en vez de 5 líneas escribo 6 con el mismo color?) Siento que escribo como esas personas que hablan “hasta por los codos” y no dicen nada relevante pero tapan el silencio, lo cubren como yo voy cubriendo con letras y colores las hojas de esta libreta, no importa con qué lo importante es llenar. Es una buena forma de combatir el blanco inicial. Y como descompone el blanco en colores, es como si hubiera descompuesto el blanco mental a través de un prisma (el prisma de esta libreta) para transformarlo en arco iris. Esta imagen me gusta: la escritura como un prisma que descompone el torbellino inicial y lo transforma en belleza y armonía (el arco iris es símbolo de la reconciliación de dios con los seres humanos después del diluvio). Basta acercarse al prisma y ahí donde parece que no hay nada, se despliega la variedad y las tonalidades. Qué linda imagen y surgió de la nada, de escribir lo suficiente. También surgió de la nada una de las primeras frases, “como todo deseo, se aferra a lo material" que no sé si es real pero suena bien y por eso la dejé. A veces aparecen frases así que no sé de dónde salieron pero me gustan y me da ganas de que no desaparezcan. Pensar en si son o no reales, es otro cantar. Bueno, dejo acá por hoy, suficiente pesca. Salgo feliz de la corriente.

11.10.20



 
 
 

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