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Marina Pérez Muraro

Cuatro

Había decidido solo volver a escribir en esta libreta como cuando escribí por el placer material de la escritura, llenarla de esa manera y solo releerla cuando la completara. La dejé en mi mesa de luz pero no la volví a agarrar hasta hoy (en el medio pasaron varios cataclismos, es cierto). Hoy, tomando mate y sol en el balcón, disfrutando mi momento de naturaleza pandémico, aparecieron palabras sueltas que no quise dejar escapar y las anoté acá. Después de un rato más de sol, releí la libreta por primera vez. Y fue un mazazo. ¡Me pareció muy bello! Ayer estuve hablando con la Negra sobre su arte, su exposición en la clínica de arte, lo que le dijeron, creerse o no, etc., y ella me recordó lo que dijo Coni de mi escritura. Escribo esto y me pregunto ¿tiene sentido inaugurar un blog en mi web? ¿Aunque escriba una vez al año? ¿Sigo en paralelo libreta y blog? Sigo al sol.

Si inauguro un nuevo blog, me voy a obligar a escribir, supongo. Un nuevo cuentogotas. Ahora no tengo la angustia de entonces pero está la pandemia. Están las contradicciones, las limitaciones. El sol derramándose como un don, la brisa primaveral al final del invierno, mis plantas rodeándome, pequeña selva casera, como la breve noche manual de Cortázar. El ruido de las hojas secas arremolinándose en el patio del edificio cerrado hace cinco meses. El silencio extraño de la ciudad cada vez más habitual. Lo íntimo y lo de afuera permanentemente mezclados, como dijo María Inés. Los pasos de Manuel en la cocina y el sonido del microondas. “Antes de molestar a los otros, si puedo arreglarme yo, prefiero así, porque no hay necesidad” acaba de decir Manuel. Escribo en la libreta que me regalaron Adriana y Marieta con el lápiz de la Casa de Fernando Pessoa que me regaló Silvia (tendría que sacarle punta). ¿Y si me comprometo a primero escribir en esta libreta y solo después pasarlo al blog de la wix? Materialidad y electrónica. Contradicciones. No. Tensiones. Con la pandemia todo se volvió incorpóreo excepto con las dos personas con las que convivo. Y al mismo tiempo mi cuerpo pasó a primer plano porque intento hacer yoga por lo menos día por medio. Y tomar sol a propósito, cosas que antes no hacía. Diario del año de la peste. Pastura, espesura.

Se puede armar un texto poniendo una palabra después de la otra. Se puede amar un texto, propio o ajeno. Se puede amar. Puedo amar. La emoción es lo que importa. Esa voz. Canto "Inconciente colectivo" para mí en mi balcón. Y escucho pájaros y ladridos, a veces las voces de mis vecinos. Canto "Inconciente colectivo" por segunda vez. Como dijo Pedro R., las canciones de Charly son himnos. Y si no le saco punta a este lápiz, cada vez me va a costar más escribir.


22.8.2020


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