La noche de verano luce estrellas y grillos.
En la quietud vespertina
una llama sin cabo ondea en un portavelas
una caracola blanca la protege.
Cierro los ojos.
Tras mis párpados, el fuego diminuto
se acerca y se aleja en un baile inmóvil.
Abro los ojos.
El fuego se duplica en la mesa de vidrio.
El bronce antiguo parece barroco.
La vela respira un aire que son suspiros.
Cierro los ojos.
El baile del fuego se agiganta
sus oscilaciones ocupan
la totalidad de mis párpados.
Se consume la vela
mengua su llamita
extinguiéndose.
Luce estrellas la noche de verano.
13.01.23
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