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  • Foto del escritor: Marina Pérez Muraro
    Marina Pérez Muraro
  • 13 nov 2022
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 4 dic 2022

Me capturó un olor. Volvía a casa caminando de tarde y al pasar junto a una plaza un perfume vegetal me hechizó. Aminoré el paso hasta detenerme, nariz en alza, rastreando su origen. Los árboles de la vereda mezclaban sus copas con los del borde de la plaza, a pocos metros la pared estaba cubierta de arbustos floridos, ¿de dónde provenía ese aroma embriagador? Empecé a dar vueltas bajo los árboles, me acerqué a los arbustos, delimitando la zona de la vereda y la plaza donde el aroma estaba presente. Fui descartando posibles hasta que mi pálpito se concentró en unos árboles que crecían junto a la vereda pero dentro de la plaza. Eran 2 o 3, no muy grandes, de hojas enormes verdes claro y flores blancas arracimadas. Me quedé dando vueltas bajo ellos, subyugada. Le saqué fotos, claro, y busqué su nombre: la sapiencia de gúguel dijo que eran catalpas (un árbol de Norteamérica o de China). Era tan hermoso el perfume, tan intenso y agradable, me hacía sentir tan bien, que no podía alejarme, cautivada.

Pensé que era la primera vez que me atrapaba un olor en vez de un color (como la vez pasada con la Santa Rita, como tantas veces antes). No era el árbol, ni su contundencia ni su aspecto lo que me atrapaba, sino el perfume, esa presencia inmaterial, envolvente pero acotada, ese regalo áereo, flotante, invisible, en el que nadie parecía reparar salvo yo. ¿Cómo podía pasar de largo la gente con esa belleza aleteando en nuestras fosas nasales?

Pensé en las limitaciones lingüísticas, por supuesto, y también fotográficas. Con todo lo que me había costado describir la Santa Rita, con todo lo que lamenté que las fotos no le hicieran justicia, al menos alguna idea podían dar, pero con el perfume, ¿qué hacer? ¿Cómo pegarlo en mi blog? La descripción no dice nada y es imposible fotografiarlo.

Recordé El emperador del perfume, el libro de Chandler Burr sobre Luca Turin que tanto me gustó, además de por el personaje, su historia, los vericuetos del mundo científico y de la industria del perfume y las explicaciones sobre el sistema olfativo, también por las descripciones que hace de los olores. Por ejemplo, esta:


"Su nota alta verde e indefinida produce un milagro que dura varias horas, incluso varios dias. En cuanto se disipa la bruma inicial, aparece una forma espléndida de una sola pieza, suave e impecable, una intensa nota blanca, polvorienta y escultural, que va cobrando forma sin perder compejidad hasta incorporarse por completo."

o esta:


"El encanto de este perfume es totalmente artificial, sin la menor alusión a la naturaleza; por ejemplo, a flores, etcétera. Huele como una persona. Para ser exactos, gracias a la nota de lactona lechosa, huele como el aliento de un bebé mezclado con el fijador de pelo de su madre... Lo que consigue Rush, como toda gran obra de arte, es despertar un anhelo y luego llenarlo de recuerdos falsos de un pasado inventado..."

Incluso las maravillosas descripciones de Turin y Burr no pueden hacerte oler lo que no oliste nunca. Si alguna vez lo oliste, pueden despertar el recuerdo, pero ¿si nunca lo oliste? Nada, no hay célula nerviosa que se active. Quedan relatos, poemas, invocaciones.

Probablemete el olfato sea el sentido más inimitable. La música también es invisible e intangible (ya me ocupé de ella alguna vez), pero puede ser grabada (y puedo "pegar" un archivo de audio al blog, de alguna manera). No puedo atrapar un aroma. O tal vez sí sea humanamente posible, pero a un costo muy alto, inaccesible para los comunes mortales. Tal vez por eso no hay obras de arte de olores (como sí hay de colores o sonidos).

Corrijo: no hubo durante milenios, pero ahora sí hay.

12/11/2022


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