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Marina Pérez Muraro

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Navidad. Silví. Hoy es Navidad y es el cumpleaños de Silví, pero ella no está. Durante semanas quise abolir la Navidad, anularla, pasarla por arriba o por abajo, oculta bajo una frazada. Entendí los rituales de duelo, el luto, sentí un sacrilegio celebrar, que el mundo festeje, justo ese dia.

Y entonces pasó algo extraordinario, algo que anuló la Navidad de la mejor forma posible: una semana antes de Navidad, Argentina ganó el Mundial de fútbol y la ola de alegría que sacudió al país fue un tsunami de felicidad ajena que me salvó del naufragio, me sacó a flote de donde estaba hundida y, sobre todo, dejó a la Navidad hecha un poroto al lado de semejante fiesta popular. A mí, que soy cero futbolera, me encantó ver el partido final, lo bien que jugaron, la alegría al ganar, la emoción sincera de los jugadores, el DT y sus familias. Fue disfrutar de lo mejor del fútbol: que es un juego, que se juega en equipo, que se disfruta entre todos, que hermana a desconocides. Aun sin salir a festejar, se sentía en el aire la vibración de tanta emoción desatada.

Así que acá estoy, triste, pero no hundida. Anoche volví a ver el Concert for George porque cuando lo vi por primera vez, me resultó harto evidente que ahí estaba George, se sentía su presencia. Qué mejor cosa para recordar a une amigue muerte que juntarse a tocar su música. Anoche todas sus amigas pensamos en Silvia, pero no nos juntamos; se habrá desparramado sobre todas nosotras como garúa sobre el mar. Like tears in the rain.

Transformar el dolor en belleza, esa es la clave. ¿Transformar cualquier emoción en belleza? La alegría es belleza en sí misma, no hace falta transformarla. Esta alegría desbordante de les argentines en las calles, felices con la tercera copa, se legitima sola. El dolor, el duelo, eso quisiera transformar en belleza. Volví a soltar al viento el poema que escribí en junio, cuando en el colegio estaban organizando un homenaje donde colegas, ex alumnes y xadres de ex alumnes recordaron cómo Silvia marcó sus vidas. Entonces me sirvió, escribir el poema me ayudó a dejar de llorar. ¿Qué otro homenaje rendirle? ¿Juntarnos a leer sus obras preferidas entre todes? Analía se encargó de repartir sus macetas entre sus ex alumnes. Ya estarán floreciendo en nuevos balcones.

Ayer Rubén me habló de Willie Nelson, un músico country defensor del cannabis libre desde siempre que dijo algo así como “cuando me muera, enróllenme —háganme un faso— y fúmenme”. Ayer pensé: cuando me muera, olvídenme o recuérdenme sonriendo. Como si une pudiera decidir algo con lo que ocurra cuando ya no esté. Pura ilusión.

Hay quietud exterior y hay quietud interior. No paz, no sosiego, sino inmovilidad que no ahoga. Un inmenso presente de tristeza que no va a ningún lado. Tal vez hoy, Piglia, Saer y tantos otres le festejaron el cumple donde sea que se hayan juntado.

25.12.2022



PD: Ayer hice una libreta para mi hermana, tal como hace mucho quería hacerla, pero me salió muy mal, torcida, no da para para regalarla a nadie. Pasa a integrar mi stock de libretas para este proyecto.


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